viernes, 3 de abril de 2009

Eliane Renée Schianni Bidart, su nombre completo, nació en el barrio de Boedo el 3 de abril de 1924. Vedette, actriz, bailarina, cantante de tangos, empresaria; su prolífica carrera la inició con sólo 6 años, cuando ingresó en el teatro infantil Labarden. Estudió danzas clásicas con el fin de llegar a ser una gran bailarina, pero enfiló hacia lo popular. Ya quinceañera, escoltada por su hermana Nelly, debutó como corista en el teatro Casino. Luego se convertiría en vedette en el Maipo, donde trabajó con los actores cómicos Adolfo Stray, Mario Fortuna, Marcos Caplán, Pepe Arias y Tato Bores, entre otros. Desde allí no hubo intervalos en su vertiginosa carrera artística, cosechando grandes éxitos y acompañando a figuras prestigiosas. Sólo la muerte truncó abruptamente su impronta emprendedora.

CINE, TV Y CANTO. El debut en el cine se produjo en 1944 con un rol secundario en el filme El muerto falta a la cita. Su espaldarazo se produjo en marzo de 1948 con Los pulpos (filme dirigido por Carlos Hugo Cristensen), junto a Olga Zubarry, Roberto Escalada y Carlos Thompson, encarnando Beba a la pareja del galán concordiense. A la sazón, tenía 24 años. En total participó en 34 películas del cine argentino, varias de mucha repercusión. Su primera aparición en televisión fue en La revista de Dringue, compartiendo rol principal con Dringe Farías, el poligrillo, en una tira donde Beba demostró también sus aptitudes para el humor conventillero y el dominio del vocabulario lunfardo. Se afirma que el productor de ese programa, Jorge Valiant, le propuso cantar tangos, lo cual efectivizó a partir de ese momento. Grabó unos 30 temas, acompañada por orquestas como la de Francisco Canaro, Color Tango y el Trío Yumba, entre otros. Se pueden destacar sus interpretaciones de: Me bautizaron milonga, El firulete. La milonga y yo (letra de su autoría) y Ventarrón. Se ganó el mote de El gorrión de Buenos Aires, en alusión a Edith Piaf, seguramente por su expresivo estilo vocal. Tuvo preponderante participación en otros programas televisivos de horarios centrales, como Tropicana Club, Chantecler, Porcelandia, La Botica del Tango, Grandes Valores, Villa cariño está que arde; varios llevados luego al cine. Desde 1972 representó a una tachera en el recordado teleteatro Rolando Rivas taxista y, en los últimos años, trabajó con Alberto Olmedo y Mario Sapag. En espectáculos de tango intervino en Tu cuna fue un conventillo, Somos del dos por cuatro, Una noche en Buenos Aires, por ejemplo, destacando en ellos sus dotes de bailarina y cantante de voz grave, con porte arrabalero, sabor nostálgico y sonrisa plena.

CON PERSONALIDADES. Beba Bidart fue gran protagonista de la noche porteña, con Tito Lusiardo en su pareja de baile más famosa. Siempre recordaba Beba con emoción la vez que bailó El firulete con Julio Sosa. Mariano Mores le dedicó la milonga Taquito Militar, tema que bailó con varios presidentes, entre ellos Juan Domingo Perón, Pedro Eugenio Aramburu, Juan Carlos Onganía y fue compañera de cortes y quebradas de Carlos Menem —a quien de todos modos le aclaró que lo hacía “como radical”—, en algunos casos ante las cámaras de TV.Su pasión por el tango le hizo comprar una casa antigua en San Telmo y convertirla en una tanguería: Taconeando, en 1979, cumpliendo un rol de empresaria en momentos duros para el género popular. Allí pasó el último día de su vida, rodeada por sus melodías. La calle Balcarce, entre Chile y la Cortada San Lorenzo, se ha denominado La vereda de Beba Bidart, como homenaje y recordación a la mentora y fundadora de ese clásico reducto porteño, declarado de interés turístico por el Gobierno de Buenos Aires.

ACADÉMICA. A raíz de una propuesta de Sebastián Piana y José Gobello, el 2 de noviembre de 1991 y por unanimidad, fue aceptada la candidatura de Beba Bidart, quedando incorporada a la Academia Porteña del Lunfardo. “Ocupó el sillón de Juan Francisco Palermo, dejado vacante por doña Nyda Cuniberti, y lo honró con su modestia e inefable don de gentes, hasta la tarde de su muerte, que la sorprendió cuando reposaba de las tareas desempeñadas ese mismo día en su local de baile Taconeando”, referenció Gobello.Al recordarla en ese espacio cultural del tango, con motivo del primer aniversario de su fallecimiento, el académico de número Eduardo Bernal, sintetizaba: “Beba era un pedazo de Buenos Aires y quizás se debió a eso su decisión de volver, hecha cenizas, a formar parte de las calles de la ciudad. No olvidaré nunca la última vez que la vi bailar. En esta sala, acompañada por Alberto Mosquera Montaña, con Beba Pugliese al piano, nos regaló la poesía de un tango, porque era el baile su manera de escribir”. FINAL. Beba Bidart falleció el 27 de agosto de 1994, el mismo día que Roberto Goyeneche, “tal vez para milonguear cabeza a cabeza en alguna nube porteña”. Todas las miradas de la prensa y del mundo tanguero se ocupaban de la agonía del Polaco en el Hospital Anchorena, mientras pasaba casi desapercibido el final de esa figura rubia y carismática, que hizo de todo y que, injustamente, entró en un cono casi de olvido. Para destacar*Actriz cinematográfica. La meteórica carrera de Beba Bidart en la pantalla grande abarcó casi medio siglo, iniciándose con la película El muerto falta a la cita (1944) a la que siguieron: El que recibe las bofetadas, Los verdes paraísos (1947); La serpiente de cascabel, Los pulpos, Una atrevida aventurita (1948); Una noche en el Ta Ba Rin (1949); Nacha Regules, La vendedora de fantasías (1950); Especialista en señoras (1951); La bestia debe morir, El baldío (1952); La calesita (1963); La sentencia, Buenas noches Buenos Aires, Cuidado con las colas (1964); Esta noche mejor no (1965); Villa cariño está que arde (1968); Los muchachos de antes no usaban gomina (1969); Con alma y vida (1970); Rolando Rivas taxista, Los chicos crecen (1974); La parte del león (1978); El infierno tan temido (1980); Buenos Aires Tango (1982); Susana quiere, el negro también (1987) y Funes, un gran amor (1993); entre otras.*Frase. “Así hay que hacer, como Beba Bidart. Se fue justo a los 70 y estaba intacta igual que a los 50. No más que 70, porque lo que viene después para los artistas es deterioro y humillaciones”. (autor anónimo).Su mayor admiradorBeba Bidart estuvo unida durante doce años con el locutor Jorge Cacho Fontana. Tras la separación, adoptó un niño a quien dio su apellido. Lo llamó Paulo y confesó que “cambió mi vida de un plumazo, me la llenó y me dio un motivo poderoso para vivir”. Por su parte, el joven elogiaba, en ocasión de un aniversario póstumo, a La Nación: “…su gran talento, profesionalidad y, por sobre todas las cosas, por ser una madraza”. Paulo Bidart no escatima palabras como fiel admirador de su madre: “Siempre ha tenido un nivel de trabajo estupendo. Era una persona muy responsable. Medía sus tiempos, trataba de estar en buen estado, se cuidaba mucho. Ha hecho muy bien de padre y madre. Me ha educado, ha dado todo por mi y estoy más que orgulloso”. Reconoce que heredó el don artístico de su progenitora. Es bailarín y director de la Escuela de Tango Beba Bidart.“Quería darle un lugar como el reducto Taconeando que ella tenía en San Telmo. Y, por esas cosas de la vida, logré hacerlo y le di su nombre”, apuntó. Al pedir que la gente la recuerde un poco más, asegura: “Lamentablemente, a veces nos olvidamos de personas que han dado mucho por el arte. No lo digo sólo por mi madre, sino por tantas estrellas que han representado muy bien a nuestro país. A ella quiero que la valoren como persona, porque mi mamá era un personaje”, concluyó Paulo.